Así comenzó la historia
del Glorioso Club Chupetín de Carne.
Corría el año 1904, cuando a una familia
del norte de Alemania, dedicada a la fabricación y consumo de ese preciado elixir llamado "Cerveza", decide emigrar a la República
Federativa do Brasil. Adolf y Bertha, progenitores de dicha familia, vieron que el ambiente que se creaba en dicho país
no era el adecuado para ver crecer a sus hijos, ya que en esa época comenzaban a haber amontonamientos de personas bebiendo
caipirinha, tocando instrumentos de fabricación artesanal como son el tambor, maracas, y el birimbao. Por estos motivos
decidieron viajar un tramo mas hasta llegar a la República Argentina, en donde se encontraron con un ambiente aún peor,
niños pidiendo monedas por todas las esquinas, hombres que se visten de mujeres para gozar de ciertos "placeres" con
otros caballeros, y personas que se intentan apoderar de las arcas del Estado. Despúes de descubrir estas dos realidades
y al no verse satisfechos decidieron mudarse al país vecino, la República Oriental del Uruguay en dónde se conjugaban
estas dos realidades las cuales les parecían suficientes a Adolf y Bertha para criar a sus hijos. Fué entonces en la República
Oriental del Uruguay, mas precisamente en el departamento de Rivera en dónde decidieron montar su negocio de fabricación
de Cerveza, para el cual tuvieron que adquirir un inmenso galpón.
El negocio no dió los frutos que se esperaba,
ya que en esta zona, se presta para la compra sin impuestos, o popularmente conocido como "contrabando" lo que hizo que
el negocio no prosperara. Adolf y Bertha decidieron mudarse a la capital esperando que el negocio mejorara, comenzando
nuevamente por la adquisición de un galpón; como era de esperar despúes de tanto sufrimiento ... el negocio NO prosperó. Pero
se comenzó una nueva revolución deportiva, en la que los niños tenían grandes posibilidades de triunfar. Fué entonces ahí,
que Adolf decidió llevar a sus hijos a entrenar a diversos equipos tales como, Liverpool, Rampla, Racing, Bella Vista, y hasta
el mismisimo Miramar Misiones. Los hijos de la familia, Wolfgang y Ludwing, prosperaron en dicha materia deportiva cosechando
trunfos, victorias, y campeonatos invictos en éste último club, gracias a su gran actuación. Como era de esperar la
fama no duró mucho, y les pasó su cuarto de hora, teniendo que abandonar el deporte para dedicarse a la recolección de cartón
y otros residuos.
Debido a la mala racha, la familia tuvo
que vender su galpón, el cual fue adquirido por unos hermanos japoneses, Chu-pito y Chu-pame, quienes, en setiembre de 1904,
establecieron la sede del club: "Chu-petín de Carne".
En fin, se preguntarán como fue que esta historia llegó
a nuestros días y a que acutalmente nuestros jugadores sigan con lo que en 1904 Chu-pito y Chu-pame crearon.
La historia es así:
Cierta vez que Alejandro estaba de visita en la casa
de sus abuelos paternos, encontró en un viejo baúl unas fotos y unos banderines extraños y deteriorados. Como el baúl pertenece
a su abuelo, Alejandro decidió no seguir indagando. Pero la curiosidad pudo más, por lo que se llenó de valor y fue a dónde
su abuelo y le preguntó que eran todas esas cosas. Su abuelo, muy emocionado, lo miró y le dijo: -"Ale, eso es el glorioso
Chupetín de Carne"-.
Resulta que esas cosas eran del año 1934 y en
una de las fotografías aparecía el primer cuadro del Chupetín de Carne, que formaba así: Álvarez, Gómez, Romano, Chu-pito,
Chu-pame, Rodriguez, Ferreira, Casullo, Silva y como punteros Mazzone
y Bertreche.
El abuelo de Alejandro le contó que al morir Chu-pito
y Chu-pame (el primero al drogarse con una aguja infestada y el segundo de depresión por lo sucedido al primero), dejaron
el legado a Casullo y al morir este, quedó en manos de su abuelo.
Ale triste al ver que el club había dejado de funcionar por la
muerte de sus creadores, decidió seguir adelante escribiendo la historia de dicho club. Fue entonces que Mauri, Nico, Gastón,
Dieguito y, por supuesto, Ale, formaron el nuevo y glorioso Chupetín de Carne.
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